viernes, 5 de agosto de 2011

¿Qué pasa?

¿Qué pasa cuándo muere un ser querido? ¿Hemos de morir un poco con ellos también? ¿Muere el amor, el cariño, los buenos recuerdos? ¿Muere la esperanza de volverse a ver?

No lo sé, en estos momentos no tengo respuesta para estas interrogantes, y siento en mi corazón un hueco enorme y una opresión indescriptible, ha muerto mi abuelo, después de estar casi un mes conectado a un respirador artificial, inconsciente. Se fue para no sufrir más, dicen todos.

Fui a verlo un día, a la unidad de cuidados intensivos del hospital, es una imagen muy dolorosa, ver a una persona tan querida conectada a máquinas y con tubos amarrados a su boca. Todos sabíamos en ese momento que mi abuelo necesitaba descansar, salir de ese cuerpo que ahora era sólo una carga para él, pero aún así cuando ya llega el momento, lloras amargamente, porque dejar ir a un ser querido es lo más doloroso que puede ocurrir.

Me acuerdo que a principios de año, en Marzo más o menos un día que iba al trabajo me lo encontré en la calle y aún estando un poco lejos me dediqué a observarlo, había envejecido mucho de golpe, debido a que tuvieron que amputarle dos dedos de su pie por la diabétes que lo aquejaba llevaba un muleta para poder caminar, y cuando me acerqué casi no me reconoció, y yo lo abracé y le dije "te quiero mucho, abuelito. Cuídate por favor" Y tuve que seguir mi camino porque las obligaciones diarias me lo exigían. Ahora quisiera volver a ese día y decirle, "no te olvides de nosotros por favor." Antes de ingresar al hospital el día 10 de Julio mi abuelo no reconocía a nadie, ni a sus hijos y nietos, ni a sus yernos y nueras.

Murió ayer en la noche, mi tía nos llamó para avisarnos que estaba mal, mi papá y mi mamá salieron rápidamente para estar con él, pero no alcanzaron a llegar, mi mamá me dijo que aún estaba tibiecito. Yo sólo lo recuerdo frío, en esa sala de la UCI, donde las máquinas me decían que mi abuelo estaba muerto si las desconectaban de ellas.

Sé que está descansando ahora, pero me duele esta herida abierta en mi pecho. Son las 8 en punto de la mañana del Viernes 05 de Agosto de 2011, hoy he despertado sabiendo que mi abuelo ya no está entre nosotros, y quiero llorar porque me duele, pero no puedo hacerlo, porque todos a mi alrededor están siendo valientes y son prácticos al preocuparse de los trámites, de avisar a las personas que necesitan saber la noticia y a sus jefes porque no irán a trabajar. Yo quiero un abrazo y que alguien me acaricie la cabeza y me diga que todo estará bien, que mi abuelo descansa, que ya no hay más sufrimiento ni dolor para él.

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