lunes, 21 de noviembre de 2011

Reflexión por ya más de seis años contigo


Tu y yo hemos pasado por muchas cosas juntos, y lentamente nos hemos dado cuenta de que podemos, y queremos, compartir una vida el uno con el otro. Sin embargo, pienso en nuestros sueños, los tuyos familiares y hermosos; los míos egoístas y triunfadores. No somos para nada una pareja perfecta, pero ¿sabes? he aprendido a vivir con eso cada día, a ver como aceptas mis manías con un poco de pena, pero a la vez me ayudas a darme cuenta que tengo que cambiar esos malos hábitos, porque o si no corro el riesgo de hacer tambalear esta relación.
Toda mi vida he estado en una familia luchadora, unida, tradicionalista. Mis papás se quieren mucho y se han esforzado durante años porque seamos buenos chicos, estudiosos y orgullosos de nuestras raíces. Somos los destacados del barrio, todos los vecinos nos reconocen como buenas personas, y hasta nos felicitan por ser como somos, amigos leales, jugados, inteligentes, esforzados. No somos perfectos ni ideales, somos reales.
En los estudios me va regular, pero cuando estaba en el liceo me destaqué por esforzada. En la universidad ha sido todo más difícil, sobre todo porque me lancé a la conquista de otro idioma, el inglés, que si bien siempre me ha gustado, jamás lo iba a aprender a la perfección en el liceo, pero acá estoy, dando la pelea por sacar mi carrera adelante, sudando la gota gorda a veces, pero tu siempre estás detrás, escuchándome, alentándome, dándome ánimos y diciéndome lo valioso que es mi esfuerzo. Sobretodo cuando he pensado renunciar y tomar el camino difícil; cuando he temblado de miedo pensando que lo podría perder todo.
¿Cuántas veces te he "pateado"? más de seis o siete, creo. En todos los seis años de nuestra relación, siempre te he dicho "no va más" cuando me siento acorralada por sentimientos demasiado complejos para cuando mi mente desea simplezas, y por supuesto yo no soy simple. Pero todas esas veces mi corazón ha temblado de miedo de que tu dijeras, "dale, se acabó, ya me tenías bien aburrido". Nunca ha sido así, siempre nos hemos reconciliado, pero se que te he hecho daño y que algún día me pasará la cuenta.
Siempre me ves "hermosa", a pesar de que jamás me maquillo ni me visto sexy ni sigo la moda, soy "cómoda" porque amo los jeans y las zapatillas, y ponerme polerones que me queden grandes, y poleras de cuello cerrado, me gusta sentarme en el suelo con las piernas abiertas, o a lo "indio" o "montarme" en los brazos de los sillones. Pero así y todo, tengo una falda para tu deleite y un pequeño "neceser" con cosméticos simples, pero que me darán un toque distintivo.
Finalmente, me has querido como soy, me has aceptado en la locura y la enfermedad, te has aguantado las ganas de gritarme cuando me lo merezco, me has mirado con la mayor dulzura cuando me siento como una plasta en el camino, y me has dado amor desde el día en que me dijiste que yo también te gustaba, cuando eramos dos inseguros chicos que se la habían pasado casi todos sus cortos 16 años siendo rechazados y engañados. Sanaste heridas que pensé que destruirían mi deseo de amar, y me regalaste nuevos sueños. Me diste alas para saber que quiero y puedo seguir adelante.
Pase lo que pase, sigamos o quede hasta aquí, nos casemos algún día o nos volvamos un mero recuerdo, siempre me sentiré feliz de haber compartido con una persona como tú, los seis años más maravillosos de toda mi vida.