jueves, 2 de julio de 2009

Deja que se apague mi luz...

En mi delirio de esta noche que se mece sobre mi cabeza, quiero que leas lo que tengo que decir...

Mis palabras están volando sobre el papel como al principio, como en aquellos días en que escribir una carta era como el aire para mi, pero ahora que ha pasado el tiempo no he vuelto a hacerlo, deje de escribir y empecé a callar mis sentimientos, cambié.

Te digo que he cambiado porque no soy la misma de antes, yo tenía un corazón sangrante, y tú, lo curaste, tenía un alma sufriente, y tú la sanaste, me tendiste la mano cuando más lo necesitaba, cuando cometí tantas atrocidades contra mi ser, me guiaste, a pesar de estar más confundido que yo fuiste mi soporte, y yo he sido el tuyo a su vez.

No soy como todas las mujeres que conoces, yo no hago las mismas cosas, no pienso igual, la apariencia no me interesa, mi ser es mi actuar, mi pensar, mi mirar la vida y saborearla a mi manera.

Por eso deja que esta noche se apague mi luz, deja que mi sufrimiento muera, porque hoy aunque no te lo dije a la cara, y aunque quizás no leerás esto nunca, me tropecé con una fea piedra y cometí un error que aplazará mis sueños por un tiempo, pero estoy plasmando esto aquí para decirte que ni aunque la noche se vuelva eterna he de rendirme, que esa es una de las cualidades que no ha cambiado en mi, que a pesar de no ser la Gladys que era, soy la misma Laly que sonrie después de llorar una noche entera, que se levanta pensando que es una nueva oportunidad el día que se muestra...

Eso es, deja que se apague mi luz, para que renazca nuevamente, con más bríos y más fuerza...

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