Adevertencia: esta entrada carecera de todo acento hasta que pueda editarla en mi propio computador...
Ayer y hoy me enfrasque en la lectura, o relectura, de "La suma de los dias" de Isabel Allende, quien para nadie es secreto es mi autora favorita junto a Charlotte Bronte, y me sorprendo de lo rapido que puedo pasar las paginas y lo veloz que se vuelve mi lectura cuando es algo escrito por ella.
Soy una avida lectora siempre abierta a los desafios de un libro cerrado y cuya portada no me evoque nada, pero asi y todo los libros para niños aun atraen el 80% de mi atencion, no puedo leer para los demas, porque eso me agobia, pero si puedo leerme a mi misma en voz alta para no perder la idea de lo que estoy leyendo.
Creo en el poder de mi imaginacion con cada lectura, y mientras mas vovabulario contenga un libro, mas feliz me pongo porque aprendo palabras nuevas, algunas sencillas, algunas complicadas, y otras que aprendi en mi infacia, pero que en la vulgaridad de los años no he vuelto a utilizar.
La suma de mis dias se ha transformado en un desafio latente para llegar a un puerto imaginario, es una rebelion constante de mi ya denotada adultez y mi porfiada ilusion de permanecer niña. Ya no me puedo quejar porque la dependienta de la panaderia me diga señora en vez de señorita, estoy remando lentamente en la veintena de mi vida, y aunque aun me queda mucho por vivir, siento que ya no estoy para sentarme a jugar con barro.
He entrado al mundo laboral y me he agobiado por este corazon de abuelita que siente que debe involucrarse mas alla de lo conveniente, la orientadora del liceo no se equivoco, la labor social corre por mis venas como la sangre. Soy un ser social, soy una persona que se preocupa, y si alguien me dice que tiene problemas no dormire en la noche si no puedo darle al menos alguna idea para que lo solucione. Pero asi y todo cuando hablamos de "mis" problemas, me quedo callada, me guardo en una bolsita todas las lagrimas que derramo escondida en el baño, apretando la cara contra la almohada o en acusando a un bostezo de que me salten gotitas de los ojos.
Mis penas son mias. Eso le dije una vez a la persona que me ha acompañado por mas de 5 años en una relacion que si bien no ha sido de cuento de hadas, me ha hecho aprender a amar mis defectos y los de los demas; y el me respondio, que para que estabamos juntos como pareja si yo no era capaz de confiar en el para apoyarme en los momentos en que lo necesite. Y, oh! me di cuenta, de que cada vez que algo me agobia corro a esconderme en algun rincon oscuro a lamerme las heridas, y antes los demas aparento fortaleza, aunque por dentro sea solo trocitos quebrados de lo que en realidad soy.
De ahora en adelante debo emprender este nuevo viaje, empezar a confiar en todos aquellos que me ofrecen un trocito de su corazon, que no me miran con compasion, sino que con critica constructiva. Que no solo estan alli para juzgar, sino que para afrecer un hombro amigo donde llorar o un consejo que puedo tomar o dejar.
No digo que el cambio sera de un dia para otro, ni que me van a ver ventilando mis miedos e inseguridades cuando me reuna con mis amigos, pero si notaran que timidamente ire mostrando un poco esa cara que nadie ha visto, esta Gladys que tiembla de miedo ante los problemas y que por primera vez pedira un consejo, pero me seguire riendo de mi, eso... Eso si que no pretendo cambiarlo por nada del mundo.
Estupendo, me ha encantado, me va mal con mi pareja ahora que llevamos cuatro años y tus palabras me hacen reflexionar, aunque sigo igual de confuso.saludos
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