Es más de medianoche, y yo debería estar durmiendo, porque mañana (o hoy pero más tarde) 19 de Agosto, iré a hacerme mi examen de sangre, para comprobar el estado de mi condición (padezco de resistencia a la insulina).
Ha pasado casi un año desde que me hice el primer examen donde me morí de susto al ver los elevados índices de azúcar en mi sangre, y pensé "tengo diabetes, hasta aquí no más llegamos", pesaba 93 kilos, y el azúcar era mi desayuno, almuerzo y cena.
No tenía diabétes, pero si Resistencia a la insulina, la cual por más que la he leido y estudiado aún no comprendo del todo y no procederé a explicar... Pero aún así me asusté, y empecé el tratamiento. Adios Azúcar, adios sedentarismo, adios a muchas cosas que amaba comer.
Las primeras semanas fueron horribles, me quedaba dormida en todos lados, no tenía energías para nada, tomaba agua hasta por si acaso y orinaba ídem. Pero lentamente se fue notando el cambio. Un kilo cada semana, después dos kilos, tres... Luego ya se fue regulando, hasta llegar a los 17 kilos que ya he bajado, según el último control. Si bajo 8 kilos más tendría mi peso normal.
Pero a pesar de todo esto, no me preocupa el peso, me preocupa mi salud. En mi familia, la diabétes corre en la sangre, y yo como buena sedentaria soy la candidata número 1 para padecerla. Tengo miedo de quedar atada a algo así, pero bueno, mañana es el "día D" y ahí se verá. Yo voy con fe, con fe de que mi esfuerzo no ha sido en vano, y que el apoyo tampoco.
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